Una vez más despertó de aquella
pesadilla.
¿Despertaría alguna vez del
laberinto?
Le dolían las piernas, pero más le dolía el
corazón. Decidió levantarse y seguir intentando, tal vez existía la tan
esperada salida. Siguió corriendo, buscando.
¿Encontraría alguna vez su
sonrisa?
Mil noches podrían haber pasado,o acaso solo una. El tiempo en los sueños es engañoso,no tenía idea de cuánto
llevaba ahí, pero casi no le importaba.
Casi.
Acalorado, frenó a recuperar el
aire. Se sentía Teseo sin Ariadna, él no tenía quien lo salve. Sus emociones
lo invadieron y la tristeza no tardó en aparecer, pero por sus ojos no corrió
ninguna lágrima. Esperar era inútil, debía aprovechar las últimas horas de sol
antes del anochecer. Solo el anhelo de poder volver a sentirse libre lo animaba
a continuar.
Cayó la noche, y la única luz que
lo alentaba era la de la luna, pero no era su sonrisa la que buscaba. Tenía
miedo de sus propios sueños, pero no pudo evitar dormirse. Se sumergió en aquel
mundo de fantasías, tal vez allí podría
encontrarla, podría ser feliz. No hay manera de controlar los sueños, no podía
evitar verla.
Condenado a seguir buscando su
sonrisa, despertó una vez más en el laberinto. Su rostro palideció.
No sabía si
el miedo que sentía era a despertar y no encontrar la salida, o a no querer
despertar.